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jueves, julio 20, 2006

POLÍTICA DE BAR DE LA BUENA

No quiero que en este blog se escuche sólo mi voz; de vez en cuando sonarán otras melodías (espero), y no sólo en los comentarios (come taste the band). Hoy cedo la tribuna a Paco, cuyo contacto personal con las migraciones deriva principalmente de su trabajo actual como médico de atención primaria. Es posible que tarde un poco en colgar la próxima entrada porque estaré fuera una semana larga, pero sigo en el asunto. Espero que este ladrillo larguísimo y sugestivo os dé suficiente cancha entretanto.

Bueno, compañeros y compañeras en el debate dialéctico... la propuesta de Antonio me ha resultado más que sugerente, pero como es evidente, nuestros estilos personales difieren. De modo que haciendo un ejercicio de identidad (¡polemizadora!) acepto el reto de participar en este Blog... ¡pero propongo entrar al trapo en el tema con la actitud más contundente!

Nada hay tan clásico en nuestra cultura como las famosas discusiones de bar o cafetería en las que cualquier paisano (con el carajillo en la mano...) postula en cinco minutos las soluciones "de sentido común" para solucionar todos los problemas que se tercien con respecto a cualquier cuestión (y que evidentemente no asumen los políticos por defectos de inaptitud, cobardía o ineficacia en proporciones variables). Todos tenemos dentro, ni que sea por condicionamiento cultural, el gusto por porfiar poniendo "los puntos sobre las íes" ante las problemáticas sociales que contemplamos en nuestro entorno. Y esta actitud no es mala, siempre que evitemos caer en la caricatura sobre la que estoy ironizando, porque demuestra cierta capacidad de formarse un criterio propio sobre las cosas, sobre la realidad política que nos rodea (¡y, creedme, todo es político!) que es fundamental para darte cuenta del mundo en el que vives. Así pues, la propuesta es ésta: ¿cuáles son las medidas que creéis deberían tomarse ante los cambios que vivimos como consecuencia de las continuas oleadas migratorias?

Antes de empezar a contestar habría que cumplir muchos pasos previos, como empezar por identificar estos problemas concretos (¡pero es de sentido común reconocer que existen!) o incluso definir cuál es esta sociedad en la que vivimos y que ha de dar acogida a poblaciones flotantes de otro origen (yo nos definiría como "satélites dle primer mundo occidental") pero afortunadamente no tenemos obligación de ser sistemáticos porque esto es un debate de tipo coloquial y podemos dar muchas cosas por sobreentendidas. Si surge algún conflicto a la hora de definir las cosas ya volveremos sobre el tema para plantear estas bases de ofrma común, pero de entrada no es imprescindible. Yo haré un resumen breve (borrad esa sonrisilla incrédula...) de los principales problemas de convivencia que veo a grosso modo:

-Las migraciones se producen de forma forzada, y no voluntaria, por las condiciones de partida en los lugares de origen. Por eso surgen el resto de problemas, porque noes algo que se afronte por capricho o por un cambio opcional en las condiciones de vida... ¡muchas veces es simple cuestión de supervivencia, a la desesperada!

-Los canales de migración no son los adecuados, evidentemente por la actitud de los estados de acogida para frenar el caudal humano que les llega a partir del momento en que deja de ser ventajoso para sus economías (o cuando genera problemas sociales). ¡Así que, como todos sabemos aparece la figura del inmigrante ilegal!

-Las condiciones de acogida en el lugar de destino son inusuales (por comparación con las de alguien que venga desde el primer mundo) y eso entraña marginación, un contexto "para-legal" y explotación...

-Además, se suma el factor de las diferencias culturales con respecto al país de acogida, que se puede abordar de diferentes maneras como ya veremos más adelante, pero que tiene el problema de tener que ser algo forzado, no permite un ritmo progresivo...

-Como resultado de la marginalidad y las diferencias culturales, aparece la solución inevitable de una tendencia a formar ghettos... con el efecto secundario de interferir con la integración real en la sociedad de acogida. ¡Sólo se relacionan con su núcleo marginal!

-La respuesta evidente de la sociedad de acogida es el sentirse agredidos por un colectivo que irrumpe en la convivencia previa. Además, y, lógicamente, cuanto más próximo estés físicamente a estos nuevos vecinos más percibirás su presencia y su diferencia. Por eso se da el hecho aparentemente paradójico de que los brotes de xenofobia se afianzan entre los colectivos peri-marginales pasando a defender unos valores que antes eran de los colectivos mejor situados socialmente (¡y que iban dirigidos contra ellos!). De forma que no es raro que el marginado social de hace unas pocas décadas pase a encabezar las protestas contra los nuevos (aparte del hecho de competir por el mismo infra-nicho ecológico).

-Y hay todavía otra vuelta de rosca que sólo precisa tiempo para hacerse evidente: las primeras generaciones de inmigrantes, los que han realizado el salto intercultural por sí mismos, muy pocas veces llegan a despegarse del sentimiento de aislamiento y de una relativa sensación de indefensión, de estar en condición de "hospedado"... pero el tema es muy diferente cuando hablamos ya de las segundas generaciones que han nacido en el país de acogida y lo sienten suyo. Por eso aparecen reacciones más elaboradas ante el choque cultural que recorren toda la escala que va desde la asimilación absoluta con abandono de los referentes de origen... hasta la reacción de retorno hacia un marco sociocultural oriundo idealizado que en el fondo tampoco han vivido, ¡pero que acogen como seña de identidad! (y quien quiera muestras que haga una visita a los vecinos galos.

-Los conflictos sociales no siempre derivan de una diferencia "cultural" sino también de un diferente contexto socioeconómico tanto de origen como de condiciones de vida en el lugar de acogida. Si no dominas el idioma tienes una desventaja adaptativa evidente, pero es que, además si provienes de un entorno no escolarizado las posibilidades reales se te cierran casi por completo. O por ejemplo estar hundido en una situación de marginalidad condiciona de una forma evidente la tendencia a jugar en el filo de la navaja con las actividades delictivas que ya formaban parte de ese entorno.

-Por otro lado, el ser humano se adapta al medio ambiente con una plasticidad asombrosa. Si se acostumbran a percibir reacciones de rechazo que bordean el racismo o la xenofobia, aprenden a usar el recurso del victimismo para defenderse de la agresión social, aprovechando que pese a albergar estos sentimientos la sociedad de acogida se avergüenza de ellos e intenta negarlos. Otro ejemplo es el uxo extensivo de recursos de bienestar social del estado de acogida, desde el acceso a recursos sanitarios que muchas veces en su lugar de origen simplemente no existían, hasta la cobertura de incapacidades físicas o de otro tipo, o el estatus de refugiado. Como cualquier haría en esa circunstancia, juegan todas sus cartas.

-Y el efecto rebote es una nueva oleada de indignación casi siempre mal dirigida de amplios estratos sociales del entorno "auctóctono" que ve el abuso de unos recursos que considera propios. Muchas veces este "abuso" viene condicionado como hemos dicho por la absoluta necesidad, impuesta por las condiciones de vida en un marco que bordea la marginalidad. Pero quien se acostumbra a gritar mucho para que le hagan caso suele hacerlo por sistema, así que en ocasiones la percepción de un uso incorrecto es certera.

Y en resumen así está el asunto. Y los problemas se acumulan. Con el agravante de que si no se toman medidas para encauzar estos cambios sociales impuestos por el contexto internacional (y por tanto "en principio" ajenos a las gentes de acogida...) la tendencia es a evolucionar de una manera descontrolada, ¡¡ como siempre que echas una piedra a rodar colina abajo!!!

Los primeros efectos ya han empezado a verse, en especial en otros países que nos llevan décadas de ventaja como figurantes en el Primer Mundo que es objetivo deseado pora las migraciones. En casi toda Europa han aparecido facciones populistas xenófobas que no son sino el aprovechamiento oportunista de la extrema derecha tradcicional del malestar reinante para atraer conversos. Los movimientos fascistoides de "skin heads" son una expresión más del mismo fenómeno, y como es lógico se extienden entre los sectores suburbanos perimarginales que viven más de cerca esta nueva convivencia forzada, alimentándose de gente joven con las ideas turbias y una enorme frustración personal...

Pero sólo hemos visto la punta del iceberg, porque detrás de muchas de las modernas corrientes de opinión sobre unos temas aparentemente independientes (la publicación de obras de supuestos intelectuales sobre el "Choque de Civilizaciones", el debate sobre el velo islámico en los colegios, o el más reciente conflicto artificioso entre la libertad de expresión y lo que constiutye una falta de respeto cultural/religiosa, con las famosas caricaturas de Mahoma en el norte de Europa) lo que se está moviendo aquí es una progresiva implantación en la opinión pública del etnocentrismo conservador occidental que se siente agredido por la convivencia forzada con hechos consumados (el cambio progresivo de su sociedad) que no acepta. Y que no va a tolerar sin sacar sus fuerzas vivas a la calle. Sólo que esta calle es mediática en el actual contexto político. Sin dejar de estar influido por intereses de otro tipo y con otros actores implicados en oriente medio (¡y a la hora de configurar opinión pública, todo cuenta!) Ya lo estamos viviendo, peor no es nada comparado con lo que se nos viene encima. Y la que nos espera...

La tónica predominante en las primeras décadas del s. XXI es la de las inmigraciones masivas hacia el primer mundo occidental del que formamos parte. Y eso genera cambios sociales que no están siendo bien tolerados e integrados. Es decir, que realmente se percibe como un PROBLEMA. No sólo en tanto que generador de descontento social, sino desde el prisma de la progresiva implantación de una corriente de hostilidad, de enfrentamiento y de conflicto en cierta opinión pública mediática... De modo que: ¿qué hay que hacer para solucionarlo? acabaos la copa y empezad a hablar, que se hace el silencio.

1 comentario:

Antonio Álvarez del Cuvillo dijo...

Lo que está claro es que no hay una varita mágica para solucionar milagrosamente todos los problemas que nos plantea Paco. Vivimos tiempos interesantes, y estos son los problemas de nuestro tiempo, hasta cierto punto estructurales. Eso sí, los problemas asumirán un cariz diferente en función de cómo de preparados nos cojan. Yo creo que hay dos vertientes de actuación:

-Una primera línea de batalla es la ideológica. Es necesario construir ideologías y corrientes de opinión claramente favorables a las personas migrantes que puedan contraponerse a la xenofobia que previsiblemente aumentará. Para que sean efectivas en el combate, estas ideologías tienen que ser sólidas, huyendo de la demagogia y la ingenuidad. También tienen que saber identificar el racismo y la discriminación racial. Con este blog pretendo contribuir modestamente y en la medida de mis posibilidades a este objetivo.

-Otra vertiente es la reforma institucional; desde la tribuna de la ciencia social y desde la acción y presión políticas tenemos una pequeñita, pero no desdeñable, capacidad de influencia para reformar las instituciones. Nuestras soluciones no pueden ser perfectas y siempre van a tener efectos secundarios, pero el caso es que sean mejores que las actuales. También intentaremos pensar sobre ello en el blog.

De hecho, respondiendo a la provocación de Paco, en la próxima entrada trataré de abordar un problema MUY CONCRETO para que si es posible pensemos soluciones. La entrada ya está hecha y colocada en borradores, pero no la voy a colgar todavía para dar tiempo a leerse la de Paco.

Así pues, aunque vaya a estar fuera la semana que viene, si consigo acceder a internet, es fácil que tengamos entrada, puesto que sólo tendría que cambiar su status en blogger para que se hiciera visible.