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jueves, agosto 03, 2006

PRADO PARA LAS GACELAS

1 لقد صار قلبي قابلا كل صورة
2 فمرعى لغزلان وديْرٌ لرهبان
3 وبيتٌ لأوثانٍ وكعبة طائف
4 وألواح توراة ومصحف قرآن
5 أدين بدين الحبّ أنّي توجّهت
6 ركائبه فالحبّ ديني وإيماني



Ibn Arabi o Benarabí fue un famoso filósofo, teólogo y poeta murciano que vivió entre los siglos XII y XIII (calendario cristiano, claro). Hasta donde sabemos (porque siempre es difícil penetrar en las conciencias ajenas) fue toda su vida un fiel devoto musulmán. Los versos que hoy me apetece poner sobre la mesa son bien conocidos -tal vez incluso un lugar común- y circulan en varios idiomas por Internet. De momento, no soy capaz de hacer la traducción directamente del árabe, así que me he tenido que conformar con una reconstrucción de las distintas versiones desde mi propio gusto estético (evitando asimismo cambiar mucho el sentido para conseguir ritmo o rima). Con esta salvedad, lo que el sabio murciano escribió fue más o menos esto:
Mi corazón se ha hecho capaz de acoger todas las formas:
Es prado para las gacelas, monasterio para los monjes,
altar para los ídolos, piedra negra para los peregrinos,
Tablas de la Ley y Libro del Corán.
Profeso la religión del Amor, y voy donde me arrastre
su cabalgadura, pues el Amor es mi credo y mi fe.

Más de una vez he oído decir, así, taxativamente, que "ningún musulmán es capaz de ser tolerante"; en boca, por supuesto, de quien jamás había conocido alguno o se había acercado a ellos con los ojos envenenados de prejuicio. Sirva este breve texto como prueba escrita de la obviedad de que los musulmanes son personas.

La moraleja que hoy quería evocar va un poco más allá de esta verdad de perogrullo. Quiero decir, expresa que se puede ser fiel a los propios principios -religiosos o no- y al mismo tiempo hacerse capaz de acoger a los que son distintos, que en cierto modo dejan de serlo. Esta experiencia humana básica trasciende y a la vez informa hasta cierto punto culturas, religiones, ideologías y filosofías. Benarabí habla de "Amor", los budistas decían "maitri", los cristianos "charitas" o "agape"; el antropólogo Victor Turner, analizando diversas culturas y episodios históricos se refiere a la idea de "communitas" y la propia Antropología se basa en la "unidad psíquica de la humanidad"; los revolucionarios franceses se referían a la "fraternidad" y el término más moderno parece "solidaridad", que viene de "solidus-a-um", que viene a significar "total" (creo que el término viene del Derecho, las obligaciones solidarias, son aquellas en las que cada obligado responde por la totalidad de la deuda).

Desde nosotros mismos, y sin renunciar a nuestra propia identidad, podemos sentirnos también parte de un mismo solidum humano y quitarnos el veneno de los ojos para acoger todas las formas y convertirnos en prado para las gacelas. Lo que suceda en estos tiempos interesantes no dependerá sólo de eso, sino de otras condiciones objetivas y factores de todo tipo; pero nuestra propia perspectiva del cuento dependerá de en qué medida hayamos hecho la experiencia del gran maestro Benarabí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, si, llego tarde, lo sé... pero el verano me ha tenido ocupado.

Solo quería comentar (y no tiene nada que ver el que sea murciano) que el ejemplo del ilustre Ibn Arabi es uno de tantos. Los tiempos dorados en la Edad Media de la Península Ibérica fueron precisamente los de ocupación musulmana. Mayoritariamente, los musulmanes ilustrados de aquella época trajeron consigo tolerancia, desarrollo, avances científicos, literatura, etc. La política musulmana de la época era principalmente integradora con los territorios conquistados por la vía de la tolerancia (por regla general no se prohibía el culto a los cristianos o judíos). Nada que ver con sus coetáneos cristianos... siempre enemistados y divididos, recelando hasta del vecino (así cayó de rápida la península). Pero es curioso... con los siglos, los musulmanes peninsulares parece que adquirieron las maneras cristianas, se disgregaron, vinieron los reinos de Taifas y entonces la coalición de reinos cristianos les fue echando.

En la actualidad yo creo que todavía existe ese modelo de caballero musulman ilustrado y tolerante, pero no se les ve entre la masa (siempre más bulliciosa y acaparadora de toda la atención mediática) de integristas y yihadistas violentos.

Antonio Álvarez del Cuvillo dijo...

Tienes toda la razón, Escorpión, pero tenemos que tener cuidado con ello. Los islamófobos de turno sacarán interesadamente datos que muestren lo contrario. La tolerancia de la España islámica (que opera a estos efectos como una especie de mito del Paraíso Perdido) en el mundo empírico sólo lo era en términos relativos (por comparación). Aunque la realidad refleja los ideales míticos, se resiste a ser encajada literalmente en ellos, y el ideal de Ibn Arabi es sólo una aspiración presente a lo largo de la historia; construir este ideal (aunque de modo imperfecto) en el presente, es un anhelo que merece la pena. Construimos nuestra identidad mirando a los Otros y tendemos a verlos como seres deformados: generalmente como demonios y a veces como ángeles. Sucede, sin embargo, que los musulmanes son simplemente personas, con todo lo que ello conlleva; en mi experiencia personal observo que la mayoría de ellos no son ni etéreos caballeros ilustrados ni maníacos yihadistas sino personas de carne y hueso como Pepe el de la farmacia de la esquina: con miedos, con odios, con intolerancias, con deseos, con esperanzas, con anhelos, con amores, con espíritu de solidaridad, con egoísmo. Así somos, así somos.