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sábado, diciembre 13, 2008

LOS GRUPOS ÉTNICOS

Si no he desvariado demasiado en la última entrada, habrán entendido ustedes mi propósito de descender de las representaciones imaginarias de las "culturas" a las personas de "carne y hueso". También recordarán que no me refiero a los "individuos" aislados, sino a las "personas" en constante interacción con otros seres humanos y con el resto de la naturaleza. Y que a esta interacción llamamos, siguiendo a otras personas, la producción del trabajo social. Parecería razonable entonces que nuestro discurso pasara de la reflexión sobre las "culturas" a la reflexión sobre los "grupos étnicos", esos supuestos conglomerados humanos supuestamente "portadores" de la "cultura".

Esa visión de las cosas es útil, pero, una vez más, se hace inadecuada si se toma "a la tremenda", pues puede convertirse en otra categorización esencialista que pretende que la realidad se ajuste a las "ideas" que tenemos sobre ella (en lugar de al contrario). ¿"Existen" los grupos étnicos? La pregunta es la misma -exactamente la misma- a la de si "existen" las razas y por eso la respuesta es la misma: "existen" como clasificaciones humanas con las que captamos una parte de la realidad de la producción del trabajo social.

No hay duda de que en el curso de su interacción social, el ser humano forma "grupos"; en sentido estricto, un "grupo" es un conglomerado humano en el que todos sus miembros se conocen entre sí y tienen unos roles relativamente estandarizados (una familia nuclear, un grupo de amigos, un grupo de música). En muchos contextos, las personas también formamos "organizaciones", conglomerados humanos en donde no necesariamente todo el mundo se conoce, pero existe una estructura de poder centralizada que permite hasta cierto punto percibir una actuación común y donde es apropiado hasta cierto punto construir la ficción de que la colectividad "actúa" como un "sujeto" (un Estado, una Iglesia, un sindicato). Si lo miramos todo desde "arriba", más de lo que suele percibir una persona de su entorno, podemos detectar "redes" humanas: aquí hay una serie de conexiones que terminan vinculando directa o indirectamente a unas personas con otras, aunque no todas se hayan tratado personalmente.

Ninguna de estas estructuras coincide exactamente con los "grupos imaginarios" que podríamos llamar también "categorías sociales" (el género, los grupos de edad, los grupos étnicos, las categorías ideológicas o religiosas, etc.). Estas agrupaciones residen en la mente y en la imaginación humanas, pero también en la "cultura", esto es, en los espacios compartidos de comunicación entre seres humanos, de manera que no son completamente "subjetivas". Las categorías sociales funcionan como el resto de las categorías del lenguaje: su significado es relativamente compartido, pero nunca es homogéneo y varía sustancialmente en función del contexto de cada interacción social. Podemos entender intuitivamente el significado de ser "liberal", "de izquierdas", "mujer" o "gitano", pero también sabemos que este significado varía mucho en función de las personas y, entre las mismas personas, en función de cada contexto concreto. En un sentido material o empírico, estas "categorías sociales" no son "grupos" ni forman un conglomerado humano. Pero su existencia en la imaginación compartida -resultado de la producción del trabajo social- desencadena o reproduce efectos muy reales en la producción del trabajo social, esto es, en las interacciones con los demás seres humanos y el resto de la naturaleza. Estas categorías mentales se utilizan como material simbólico para construir grupos, redes y organizaciones y para organizar la producción y el consumo de bienes materiales y simbólicos. Las fronteras y los contenidos de roles, expectativas y estereotipos de estas categorías son a menudo difusas porque se adaptan a situaciones, contextos y necesidades diferentes. Unas veces usamos unas y otras otras, unas veces estamos fuera y otras dentro. Depende.

Así pues, es en gran medida falsa la imagen de los "grupos étnicos" como agrupaciones humanas separadas de las demás y portadoras de la "cultura", cada una de la "suya"; imaginamos así un mundo parcelado en "culturas" diferentes e interpretamos las interacciones entre "culturas" como momentos ocasionales de colisión, patológicos o extraordinarios, pero no como elementos constitutivos de la interacción social normal. Por supuesto, los condicionamientos a la interacción derivados de las categorías sociales hacen que haya un contexto de significados (cultura") compartido de manera más o menos generalizada por las personas adscritas a estas categorías y que no comparten los que no "pertenecen" a ellas; así, podemos hablar de "cultura obrera", "cultura popular", "cultura rural", "cultura femenina", "cultura gay", "cultura friki", "cultura juvenil", "cultura empresarial", etc., y todas las subdivisiones, matizaciones y desviaciones que queramos. Pongamos a un campesino en el palacio real, a un alto ejecutivo en una clase de instituto, a una anciana de la alta sociedad en un botellón, a un adolescente de diputado en el Congreso. Seguramente habrá gestos y palabras que no entiendan, contextos de significados y sobreentendidos que se les escapen, conductas que les produzcan algún tipo de aversión; probablemente no se sientan del todo cómodos. Pero, al mismo tiempo, nadie dudaría que comparten elementos culturales comunes, que estarían de acuerdo en algunas cosas, que podrían encontrar temas de conversación con referentes compartidos (la tele, por ejemplo, es muy socorrida); puesto que viven en el mismo mundo, donde las cosas están conectadas, es posible que pudiéramos comprender mejor las pautas de un grupo comprendiendo las del otro y las de las interacciones entre uno y otro grupo. Con los grupos étnicos, que son categorías sociales como las demás, sucede exactamente lo mismo: "hay" una "cultura gitana", pero ésta no puede entenderse cabalmente sin comprender al mismo tiempo la "cultura paya" y el contexto cultural de significados que condiciona las interacciones entre "gitanos" y "payos".

Desde el primer momento en que podemos hablar de "grupos étnicos" estamos refiriéndonos ya a un contexto de interacción y de interdependencia, de división y especialización en la producción del trabajo social. Así que podemos detectar un contexto más amplio y omnicomprensivo que articula, que ensambla las funciones de los distintos grupos "étnicos". En lo simbólico, una "cultura" común y una "cultura de las interacciones", relativamente compartidas, que establecen pautas estandarizadas para las relaciones sociales entre miembros de grupos distintos. Esto es tan "cultural" como las particularidades del grupo diferenciado.

Funcionalmente, los grupos y sus fronteras quedan delimitados por determinadas especializaciones en la producción, la reproducción y el consumo. Posiblemente, esto es más sencillo de contemplar en las relaciones entre grupos étnicos en las sociedades precapitalistas;, donde la interdependencia es evidente. En las formaciones sociales capitalistas modernas, la división del trabajo social es tan compleja que diluye en gran medida las fronteras entre categorías sociales para construir -para "bien" y para "mal"- individuos hasta cierto punto disociados de sus categorías. Pero eso no quiere decir que no se detecten pautas comunes a modo de generalización: hoy hay muchas mujeres viendo el partido Madrid-Barcelona y muchos hombres que no lo estamos viendo, pero aún se detecta claramente como el fútbol forma parte del espacio masculino. Es esta división del trabajo social la que reproduce las diferencias "culturales" y no tanto al contrario: quien consume fútbol (acción en el mundo material) accede a su mundo de significados y a su contexto de sobreentendidos (cultura).

Desde hace poco más de un par de siglos, vivimos en economías "de mercado", sociedades en las que la subsistencia material se vincula a la participación en los mercados en lugar de a la producción familiar. En este contexto, no cabe duda de que la segregación de las "etnias" en el mercado de trabajo y en los mercados de consumo determina en gran medida la construcción, reconstrucción, reproducción y reinvención de "identidades", "categorías sociales" y "grupos étnicos". Esto deberá ser tenido en cuenta. Pero también hay que percibir que en nuestras sociedades no toda la interacción -afortunadamente- se organiza en torno a los mercados.

En este momento, estamos en condiciones de abandonar el discurso hiperteórico y pasar a realidades más inmediatas. Un nuevo contenido para este blog será el análisis de los "grupos étnicos" en España desde esta óptica que creo razonablemente materialista. Contemplando las especializaciones en la división del trabajo social, esto es, en las relaciones de producción, reproducción y consumo podemos entender mucho mejor las "diferencias culturales" de los grupos étnicos, los estereotipos que nuestra sociedad genera sobre ellos y que ellos tienen sobre el resto de la sociedad, las expectativas, los prejuicios, etc. y, en ocasiones, la propia creación o recreación de estos grupos. Se trata de un trabajo largo incluso aunque se haga sin pretensiones de hacer ciencia. No voy a insertar ahora una larguísima serie de grupos y grupos étnicos, para no aburrir y cambiar de vez en cuando, pero sí que voy a añadir este tema a los posibles del blog. En todo caso, para que pueda entenderse mejor este ladrillazo teórico, sí que es preciso que analice en mi próxima entrada al menos uno de estos grupos étnicos desde la perspectiva propuesta. Y esta vez le ha tocado "la china" a ... ¡la China!

Para saber más:
Barth.- Los grupos étnicos y sus fronteras.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdona no he encontrado una dirección de correo donde escribir.
Quiero comentarle a nombre del Centro Europeo de Estudios sobre Flujos Migratorios que hemos visto su blog y nos ha parecido muy interesante, por lo que hemos incluido un enlace en nuestra web http://www.flujosmigratorios.org
y por ello nos gustaría pedirle si fuese posible que hiciese lo mismo ya sea enlazando nuestra web o si lo prefiere nuestro blog, http://jovenesinmigracion.blogspot.com/

Un saludo y muchisimas gracias.
CEMIGRAS

Anónimo dijo...

Olvidé publicar el enlace
http://www.flujosmigratorios.org/enlaces.php
lo puede revisar en la sección, blog.
Gracias.

Lucia Ochoa-Figueroa dijo...

Qué blog tan interesante! Saludos.

Pepe Luis López Bulla dijo...

Querido Antonio, estamos un poco sorprendidos de tu silencio desde hace ya algún tiempo. Parapanda se interroga a qué se debe esta desconsideración y abandono en escribir en tu blog. "Parapanda minuta sed Parapanda". Saludos, JLLB

Antonio Álvarez del Cuvillo dijo...

Gracias, perdona que esté un poco perdido. Ya iré poniendo el enlace, que el html me lo tengo que aprender cada vez que lo hago y tengo ya varios por poner acumulados, de pura pereza.

Gracias también a Lucía. Y al ínclito López Bulla por dar un empujoncillo.