Como ya les anunciaba, en la segunda mitad de julio estuve dirigiendo un curso de verano sobre "Migraciones y eficacia de la regulación del mercado de trabajo". Me ha parecido una experiencia muy interesante, que me convence aún más de lo necesario que es abrir -o seguir abriendo- en la Universidad espacios para el debate, para el pensamiento crítico -es decir, propio- y para la reflexión sobre la propia sociedad (que no para el "lavado de cerebro" o el mero "mitin" partidista). En los planes de estudio gastamos tanto tiempo y esfuerzo en describir el Derecho, como es natural, que nos quedamos sin espacio para pensar sobre él. En la vida cotidiana huimos de cualquier reflexión que nos distraiga de los hábitos de consumo en torno a los cuales intentamos construir identidades no alienadas. El debate "político" tiende a ser desgraciadamente una discusión exclusivamente partidista en el que predefinimos nuestra opinión conforme a nuestras adscripciones tribales y emociones básicas sin preocuparnos mucho por analizar la realidad previamente con cierto rigor. A menudo sustituimos los problemas ciudadanos por proyecciones imaginarias en terrenos alucinatorios donde puede llevarse a cabo la batalla de las emociones sin que se cuestione en lo más mínimo la verdadera gestión de las élites políticas. Por ejemplo, últimamente ha aparecido y desaparecido una curiosa polémica sobre si es preciso o no paralizar las contrataciones "en origen" (supongo que no quieren decir "ilegalmente"). Habrá que hablar de ello si la cosa sigue pero antes no nos viene mal preguntarnos si realmente existen contrataciones en origen que paralizar o mantener en términos significativos para el mercado de trabajo español. A ver si va a resultar que la movilización de la fuerza de trabajo extranjera no se produce "mayormente" a través de las contrataciones en origen y que entonces estamos discutiendo sobre el sexo de los ángeles.
Por eso es importante que haya espacios para un debate serio sobre los problemas reales; y es bueno que estos espacios se planteen -aunque no exclusivamente- en el entorno académico, donde se supone que tendríamos que tener instrumentos adecuados para un análisis de la realidad social de cierto rigor. Me parece que este curso ha sido un pequeño y modesto espacio para reflexionar sobre la cuestión de las migraciones y creo que los alumnos lo acogieron bastante bien. Ciertamente, como ellos mismos reconocían, el conocimiento previo que tenían del tema era casi nulo; curiosamente, se habla tanto de "inmigración" en los medios de comunicación que hemos terminado por no enterarnos de nada. La participación y el interés mostrado por los alumnos fueron sorprendentemente buenos en comparación con lo que desgraciadamente estamos acostumbrados en este tipo de eventos en España; ciertamente, algunos participantes con buenos conocimientos previos dinamizaron mucho el debate, pero no asumieron ni mucho menos todo el protagonismo y creo que sirvieron de catalizadores para generar un ambiente distendido en el que se podía hablar tranquilamente y con franqueza.
Seguro que no hubo ningún milagro cognitivo pero creo que al menos la gente volvió a casa habiéndose detenido un momento para pensar sobre las migraciones. Y lo que yo les pedía para la evaluación era que simplemente me pusieran en un papel esa reflexión, con alguna pregunta para enfocarla. Terminado el curso, cuando me puse a leer detenidamente sus trabajos me encontré con que eran un documento fantástico para investigar acerca del discurso que se respira en la calle sobre las migraciones. De todas maneras, como no les había dicho nada a los alumnos, no he querido analizar sistemáticamente su discurso, pero no me resisto a señalar algunas conclusiones generales que me han quedado, habiendo esperado un poco para que me diera tiempo a olvidar las redacciones concretas; las cuento aquí, sin ánimo de criticar en lo más mínimo a los alumnos, cuyas opiniones agradezco enormemente.
En casi todos los escritos se palpa una tensión que ya salió en los debates: el conflicto entre la experiencia básica -pero no por ello incondicionada o indeterminada- de la solidaridad humana sin límites y las "exigencias" de una estructura general que a menudo es, en sí misma, violenta. O lo que aquí hemos llamado otras veces la dialéctica entre communitas y estructura. Cualquier solución real que propongamos parece chocar en alguna medida con nuestro sentido de justicia y, aún así, tenemos que atrevernos a buscar soluciones reales y realistas, que son las que finalmente le sirven de algo a la gente.
Por otra parte, aunque en toda la programación y presentación del curso yo había hecho un esfuerzo por descentrar la cuestión de los mundos imaginarios de las "luchas entre culturas" para situarnos en las condiciones de vida material y en el entramado de relaciones sociales reales, muchas redacciones derivaban irremisiblemente hacia los conocidos planteamientos de la "convivencia intercultural". Esto era esperable, pero, en cambio, me llamó especialmente la atención el énfasis que se hacía en un gran número de redacciones, quizás incluso la mayoría, en el control de los antecedentes penales de los migrantes, cuestión que en el curso no habíamos tratado en lo más mínimo. Aunque seguramente muchos alumnos no lo sabían, este control no es una propuesta innovadora suya, sino que ya se está realizando, de modo que los extranjeros con antecedentes no pueden acceder legalmente al "mercado de trabajo español"; en este momento histórico este control de los antecedentes es indiscutible y aparentemente irrenunciable. No voy a insistir en ello, pero la verdad es que en términos teóricos y abstractos sí que puede ser objeto de cuestionamiento, aunque quizás no estemos en condiciones de darnos cuenta; ¿y si a los españoles se les pidieran los antecedentes penales para trabajar y se les denegara el empleo de tenerlos? ¿no sería un acto de discriminación hacia los ex-convictos? Por supuesto, que el control de los antecedentes hoy nos parezca algo irrenunciable tiene su explicación: la extendida visión del inmigrante como un peligro antisocial, visión que en la práctica es inmune a la autocensura de lo "políticamente correcto" (que siempre ha servido para bien poco o directamente, para nada).
Yo creo que estos énfasis se relacionan también con la procedencia social de los alumnos. Mientras el lumpenproletariado, los despojos abandonados de nuestro sistema social libran las batallas ¿raciales? sin sentido de quienes no tienen nada que ganar ni que perder, los estratos más bajos de la clase obrera se preocupan por la competencia laboral de los migrantes. Y de la clase media-baja para arriba nuestros miedos se centran más bien en la inseguridad ciudadana y en las diferencias culturales ostensibles y menos folkclóricas. Al menos hasta que nos pegue del todo la fantasmal y ominosa crisis cuyo advenimiento en plenitud parece que estamos esperando con ansiedad e inseguridad. Pero, por otro lado, se advertía también la posibilidad de integrar intereses: no es una cuestión, decían, de derechos o intereses de los migrantes, sino de derechos e intereses de los trabajadores, cuestión que a todos nos afecta, porque nuestros problemas no son tan distintos como nos creemos y muy a menudo son, sencillamente los mismos.
Quedémonos entonces con el sabor de boca que nos da la convicción de que esa visión integradora y no segregada de la realidad que me traían algunos alumnos es posible y de que aporta algo importante. Tal vez esta certeza nos dé las energías para este "nuevo curso migratorio" en el que los tiempos se nos avecinan bastante "interesantes".
7 comentarios:
Muy interesante, como casi siempre, la entrada. Ahora bien, nos dejas con la miel en los labios al limitarte a esbozar con muchas cautelas las reflexiones de los alumnos. No creo que, respetando su anonimato y sin copiar todo el contenido de sus trabajos, pase nada porque te extiendas algo más en trasladar sus miedos. Porque es de lo que se trata, ¿no?
Gracias, Andrés. He contado lo que he creído más importante, así a vista de pájaro. Por si vuelvo a echar un vistazo a estos trabajos ¿cuál es la curiosidad que te ha quedado? ¿buscas un análisis más detallado o citas literales que ilustren mejor lo que se dice?
Hola Antonio.
Estoy totalmente de acuerdo contigo respecto de la necesidad de abrir espacios de debate que huyan del panfleto o la repetición vacía... aunque no tengo tan claro que la Universidad sea un espacio que se libre de estos lastres.
En todo caso tienes toda la razón. No es fácil mantenerse al margen del discurso emocional y preconcebido, y yo no conozco mejor antídoto que el contacto y debate con quienes consiguen mantener un cierto nivel de análisis y de criterio personal.
Ese punto en el que te dices "Jodá... es cierto,... tan obvio... y yo ni me lo he planteado!" es fundamental
Por lo que cuentas estoy convencido que, al margen de milagros cognitivos, el curso abrió puertas.. y eso se puede decir de pocos cursos, encuentros, foros...
Un abrzo
Hola , soy Nani. Asistí a tu curso, y me lo pasé muy bien. Creo que vale como ejemplo de participación y de lo necesario que es unir mundo académico y mundo real en un ambiente distendido .
Sólo animarte a que sigas en esa línea y bueno, aprovecho para dar la bienvenida a las nuevas entradas en tu blog de este curso, que seguro nos aportarán un montón de cosas.
Esencialmente, lo que más me interesa es detectar hasta qué punto se filtran de forma muy consistente, por mucho que el mainstream dela opinión publicada o de la opinión pública sea "aparentemente" muy diferente en el fondo, los fundamentos de la cosmovisión xenófoba. Porque llama mucho la atención que entre estudiantes universitarios, absolutamente expuestos a un bombardeo incluso a veces exageradamente "políticamente correcto" afloren con tanta claridad estos tics. ¿Cómo es posible que su propagación sea tan eficaz?
Ah, ya veo, Andrés. Bueno, hay que decir que los textos de los alumnos no son en general "políticamente incorrectos", quizás no sólo porque el envase de lo políticamente correcto es muy importante en nuestra sociedad, sino también por el enfoque xenófilo que destilaba el curso, como este blog. Es a través del "análisis de discurso" como podemos descubrir aquello que está latente pero que no se verbaliza y a veces ni siquiera se piensa. Así, por ejemplo, el énfasis en los conflictos culturales y, sobre todo, en los antecedentes penales, en un curso centrado en los aspectos laborales puede hablarnos de preocupaciones no demasiado explícitas.
Las contradicciones entre ideal y "necesidades" estructurales no se manifiestan generalmente de modo xenófobo, sino como "exigencias del guión". Por supuesto, hay diferencias individuales y algunos textos son más "duros": "[...]hay que cambiar la mentalidad de los inmigrantes [...]", "[...] no se puede hacer de dejar a entrar (sic) a todo inmigrante, ya tenga papeles o no, como hizo en su día el gobierno, autorizando la entrada masiva de inmigrantes". En la inmensa mayoría se busca el equilibrio entre la cal y la arena y la parte dura se expresa de modos "suaves" y "razonables". En un caso muy interesante se advierte un "exceso de solidaridad" del curso, de las excesivas críticas a la sociedad española que se hicieron y de los peligros de la idealización de la migración y de los migrantes, explicando expresamente que la crítica no se hizo explícita durante el curso para no recibir el sambenito de la xenofobia. Pero casi todas las redacciones se mantienen dentro del campo de lo esperable, no hay muchas sorpresas en este sentido, ni el más mínimo signo de xenofobia clara y explicita o de racismo llevado con orgullo.
En otro orden de cosas, yo no creo que haya una contradicción real entre la ideología de lo "políticamente correcto" y la xenofobia real que podemos tener todos (no la que atribuimos a los verdaderos racistas malos malosos). De hecho, creo que estas formas pueden cumplir -aunque no lo hacen siempre y en todo caso- una función ideológica de mantenimiento de las relaciones reales de subordinación proyectando sus contradicciones hacia un mundo imaginario, ambiguo y de mensajes poco claros pero buenrollistas. Por no enrollarme aquí, que eso merece más reflexión y argumentación, una especie de Reino de los Cielos laico y multicultural donde se promete la felicidad a los pobres mientras siguen siéndolo.
Ah, y gracias también a José Luis y a Nani. Qué bien que vayamos reuniéndonos todos de nuevo en estas encrucijadas.
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